viernes, 25 de octubre de 2013

FILOSOFIA DEL SIGLO XVII

La filosofía del siglo XVII


 En Occidente es considerada generalmente como el comienzo de la filosofía moderna, y la eliminación del acercamiento medieval, especialmente la escolástica. A menudo se le llama "Edad de la Razón" y se considera como sucesora del Renacimiento y predecesora de la Ilustración. Alternativamente, puede verse como la primera parte de la Ilustración.
En la filosofía occidental, el periodo moderno se asume que empieza con el siglo XVII— más específicamente, con la obra de René Descartes, que estableció los temas y el método de quienes le siguieron. Es un periodo caracterizado por los constructores de grandes sistemas— filósofos que presentaron sistemas unificados de epistemología, metafísica, lógica, y ética, y a menudo política y también las ciencias físicas.
Immanuel Kant clasificó a sus predecesores en dos escuelas: los racionalistas y los empiristas,1 y la Filosofía moderna temprana (tal como se conoce a la filosofía de los siglos XVII y XVIII) a menudo se caracteriza en términos de un supuesto conflicto entre estas escuelas. Esta división parece una excesiva simplificación, y es importante ser conscientes de que los filósofos involucrados no pensaban en ellos mismos como pertenecientes a estas escuelas, sino en una misma empresa filosófica.
. Contexto histórico:

Ya se da la autonomía de la razón. Es el comienzo de una nueva ciencia y una nueva etapa cultural. Desde el siglo XV aparece el Renacimiento que destaca, entre otras cosas, por la creación del Estado-Nación. Se desintegra el concepto de imperio medieval, crece la burguesía y el individualismo; en literatura destaca el humanismo; en filosofía la traducción y asimilación de textos griegos es fundamental; el impulso de la física como ciencia y la huella de Guillermo de Ockham (empirismo); aparecen intelectuales que proceden de oriente en toda Europa, que son conocedores y traductores del griego.
                                                                                
Comienza a ser importante la cartografía. También es muy importante la brújula, la navegación, el descubrimiento de América y otras tierras; se descubre la pólvora y su uso bélico sobre todo. Se inventa la imprenta, extendiendo y facilitando la cultura.

También es importante la reforma de la Iglesia, por la rebelión luterana y Enrique VIII liderando la iglesia anglicana, lo que provocará el concilio de Trento, la posterior expulsión de los jesuitas, etc.

Dentro de la Iglesia, por tanto, hay un clima de pesimismo. La idea de pecado y gracia son muy discutidas.

Empieza a surgir el capitalismo; las monarquías absolutas; resurgen las grandes escuelas filosóficas griegas (platonismo, aristotelismo, escepticismo, epicureismo y escepticismo). Entre los humanistas, se busca un modelo nuevo de ser humano, es decir, de concepto de persona, que se quiere oponer al concepto medieval o cristiano. Se busca un modelo antropocéntrico y no teocéntrico, se basa y se apoya en el estudio de la naturaleza; surge la religión natural, es decir, una religión sin dogmas, estrictamente racionalista donde se exalta al ser humano y su dignidad (digno de respeto). Clima general de optimismo.

2. La ciencia:

Hay una revisión y refutación de la Iglesia Católica, que era la predominante en la Edad Media, y que proponía el geocentrismo y que el universo es finito. La teoría aristotélica del movimiento suponía que debía existir un motor distinto del móvil exterior a él, sin embargo los experimentos sobre la proyección y los proyectiles demuestran lo contrario. Algunos autores proponen la “teoría del ímpetus”, que va a anteceder a la teoría de la inercia, El heliocentrismo supone la idea aristotélica de un universo infinito.
                                                  
Se introduce el lenguaje matemático en física y en astronomía. Se recuperan las enseñanzas de Arquímedes y Pitágoras.

A destacar a Kepler, Galileo y Newton.

3. La filosofía:

Desde Descartes a Hegel. Existen cuatro grandes sistemas filosóficos:

Racionalismo: (s XVII) se da sobre todo en el continente europeo (no se da en las islas británicas). Toma de las matemáticas el modelo del saber: el ideal es deductivo, es decir, partiendo de ideales, de principios, deducimos nuestro conocimiento. Mantiene la siguiente convicción: “el ámbito del pensamiento se corresponde con el de la realidad y ambos son necesarios”.

Pensamiento= Realidad.

El universo se orienta en un orden necesario que puede ser conocido y puede ser exhibido deductivamente.

Los elementos básicos de los que parte la ciencia, las ideas claras, precisas, el punto de partida no puede ser la experiencia, ya que los sentidos nos engañan, ha de ser el entendimiento porque las ideas son innatas.

Sustancia o substancia: es lo que existe sin necesitar nada para ello (es un concepto que acompaña al racionalismo).

Empirismo: es una reacción contra el racionalismo. Rechazan el innatismo. Nuestro conocimiento procede de la experiencia y no puede ir más allá de ella; no podemos estar seguros más de lo que nos diga a lo que nos dice la propia experiencia. Los mecanismos psicológicos estudian esta corriente, especialmente los mecanismos de asociación y combinación de ideas. Propone el escepticismo sobre asuntos metafísicos.

Idealismo trascendental: (s. XVIII, Ilustración) es un intento de superar, sintetizando, el racionalismo y el empirismo. Para ello realiza una crítica de la razón y concluye que el sujeto posee sensibilidad pasiva y entendimiento activo. El sujeto produce ideas que sólo se aplican a la experiencia. El fenómeno o lo conocido resulta de la síntesis entre lo dado y lo puesto por el entendimiento. Más allá del fenómeno queda la realidad tal y como es llamado noúmeno.

A través de las ideas se obtiene el conocimiento que lo plasma en la sensibilidad, por eso es trascendental. Según éstas escuelas se pueden abordar todos los temas de la filosofía, incluida la moral.
Idealismo absoluto: (finales del s.XVII-XIX) Hegel. La razón no tiene límites. “Lo que es racional, es real; y lo que es real es racional”. Es posible un saber absoluto cuyo método es la dialéctica: se trata de superar la contradicción. La filosofía hegeliana supone el última gran sistema filosófico occidental.
Su propio autor estaba convencido de que todo estaba explicado. Con el auge de las ciencias, la confianza absoluta se puede explicar hasta el fin de la historia. De la escuela de Hegel suceden múltiples corrientes que llegan hasta nuestros días. Las más cercanas a él se denominaron “la izquierda hegeliana” y “la derecha hegeliana”.

4. Temas fundamentales de la filosofía moderna:

La autonomía de la razón: se entiende por razón teórica y práctica sin tradiciones exteriores a ella. La autoridad, creencia y fe son tres grandes inconvenientes para que la razón sea autónoma. La propia razón es el Tribunal Supremo de la verdad y lo que conviene.
El método: (camino) toda filosofía que se precie sigue un método, que en esta época puede ser de cuatro maneras diferentes: deductivo (racionalismo), analítico (empirismo), trascendental (idealismo kantiano) y dialéctico (idealismo absoluto).
La Ilustración: se inicia en Inglaterra, luego en Francia y finalmente en Alemania. Los contextos políticos y culturales propios de cada país harán que sea entendida de manera diferente.
En Inglaterra supone el empirismo, la religión natural, la tolerancia e importantes cambios en política.
En Francia aparece la enciclopedia. Supone un progreso científico, moral y en el ámbito del derecho.
En Alemania se hace sentir en el ámbito de la moral, la política y de la naturaleza.
La naturaleza: se entiende como un sistema de leyes cuyo conocimiento nos permite predecir el futuro y actuar en consecuencia. La naturaleza no necesita de Dios para ser entendida, ya que es autónoma y proporciona al hombre libertad (Isaac Newton).
La razón: que procede de la Ilustración es la que hoy en día persiste. Es crítica, analítica, autónoma contra los prejuicios, y es tolerante. Es capaz de analizar la experiencia y comprenderla. Hace que la vida humana sea secular, independiente del teocentrismo. Apuesta por el progreso, despreciando la providencia divina, y propone la libertad frente a la redención.
Religión natural o deísmo: contra la superstición y la idolatría. Se identifica con la moral natural y afirma que existe un Dios cuyos atributos no conocemos. Es el creador del mundo, lo crea necesariamente, y una vez creado, no vuelve a intervenir en él. La religión se origina en el sentimiento de temor, ignorancia y miedo a lo desconocido.
La historia y el progreso: el ser humano va a mejor, tiende a ser perfecto, por su capacidad racional, que libera tanto material como espiritualmente. El desarrollo del progreso es histórico necesariamente, porque a lo largo de la vida de una persona no se puede ver el progreso a lo largo de la historia. Las propuestas progresistas son a largo plazo, también son internacionales y persiguen el objetivo de justicia mundial.
Estado: la teoría política más manejada es la teoría del contrato: se niega la teocracia, entran en juego conceptos como los derechos del ciudadano, la libertad y la sumisión.
Descartes: Racionalismo (Francia, siglo XVII).
Propone que hay un único saber. Las distintas ciencias y saberes son manifestaciones de este único saber, porque la razón es única, la misma que se ocupa del conocimiento teórico (verdad) y del comportamiento práctico (moral). El modelo de conocimiento que utiliza es el de las matemáticas. Hay dos modos de conocimiento:
Intuición: se captan los conceptos simples emanados de la razón, sin dudas ni errores.
Deducción: sucesión de intuiciones simples y de conexiones entre ellas.
Hay dos pasos en el conocimiento, que son:
Análisis: llegar a lo más simple, lo indivisible (destripar).
Síntesis: reconstrucción deductiva que va de lo simple a lo complejo.
El entendimiento debe encontrar en sí mismo las verdades básicas (análisis) a partir de las cuáles se deduzca (síntesis) nuestro conocimiento.
La búsqueda se concreta en eliminar ideas, creencias, todo aquello que sea cierto, todo aquello de lo que sea posible dudar. Los ejercicios para ello son:
Dudar de los sentidos.
Dudamos de la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño.
Tal vez pueda existir un genio maligno, que quiera que me equivoque siempre cuando creo captar la verdad.
Al borde del escepticismo, Descartes propone una verdad absoluta: mi propia existencia. Pienso luego existo, cogito ergo sum, es el prototipo de toda verdad, de toda certeza, porque es una verdad clara y distinta.
DUDA METÓDICA CRITERIO DE VERDAD (cogito ergo sum).
¿Cómo demostrar la existencia de una realidad extramental, exterior al pensamiento?
A partir del pensamiento se deduce la realidad. El pensamiento siempre piensa ideas, yo pienso en la idea de mundo, ¿qué garantías tengo de que esa idea se corresponda con la realidad?
Hay que someter a análisis cuidadoso las ideas para descubrir si alguna de ellas nos permite salir a la realidad extramental, y en ese análisis descubrimos que hay tres tipos de ideas:
Ideas adventicias: provienen de nuestra propia experiencia externa.
Ideas facticias: las construye la mente a partir de otras ideas.
Ideas innatas: las posee el pensamiento en sí mismo.
La realidad se estructura de la siguiente manera: entre las ideas innatas, encuentra Descartes la idea de infinito. Esta idea la identifica con Dios, y es innata porque no es adventiva ni facticia.
La existencia de Dios es demostrada por la idea de Dios. La idea de infinito requiere una causa infinita, luego ha sido causada por un ser infinito. Puesto que Dios existe y es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe al pensar que el mundo existe, así que el mundo existe.
Dios se convierte en la garantía de mis ideas y de que éstas se correspondan con la realidad.
Según Descartes hay tres sustancias de la realidad:
INFINITA= Dios.
PENSANTE= Yo, alma.
LA EXTENSA= Cuerpo.
La antropología: se preocupa por cómo vivir bien, alcanzar la felicidad y la perfección, pero lo hace por el racionalismo.
Las pasiones son involuntarias, inmediatas y no siempre racionales, por esto esclavizan el alma, así que el alma debe someter a las pasiones y ordenarlas según el dictamen de la razón.
La libertad es indudable, somos libres para hacer por nuestra propia voluntad lo que la razón nos muestra como bueno. La libertad es también perfección en el ser humano, nos permite ser dueños de la naturaleza a través de su conocimiento. También nos permite ser dueño de nuestras propias acciones (libertad ligada a responsabilidad). Consiste en elegir lo que nos propone el entendimiento como bueno y verdadero. Plantea el sometimiento de la voluntad al entendimiento.
David Hume: Empirismo. (Reino Unido).
Su filosofía es una respuesta al racionalismo cartesiano, que consiste en negar la existencia de las ideas innatas. Por lo que la experiencia es la fuente, el límite del conocimiento humano.
El modelo que utiliza no va a ser las matemáticas como Descartes, sino las ciencias naturales, la experimentación.
Los elementos del conocimiento son nuestras propias percepciones, es decir, aquello que experimentamos a través de los sentidos. Dice que hay dos tipos de perfecciones: unas llamadas impresiones y otras llamadas ideas.
Las impresiones son muy vivas, es lo primero que captamos a través de los sentidos. Mientras que las ideas son más débiles porque son copias de las impresiones, o sus representaciones en nuestras mentes.
Nuestro conocimiento está limitado por nuestras impresiones. No hay ideas universales porque no todos tenemos las mismas impresiones de una cosa. Sólo es universal el uso que hacemos de las ideas.
Hay dos tipos de conocimiento según Hume:
Relaciones de ideas: ciencias formales. Son independientes de los hechos. Se formulan en propensiones analíticas y necesarias. Se basan en el principio de no contradicción.
Cuestiones de hecho: ciencias empíricas. Son la experiencia y sus impresiones. La realidad, lo que acontece y se fundamentan en el principio de causalidad. La idea de causa es criticada desde el empirismo de la siguiente manera: no puede haber conocimiento de hechos futuros porque no tenemos aún impresiones sobre ello.
Nuestra certeza sobre lo que ocurrirá en el futuro se basa en una inferencia causal: hay cosas que producen unos efectos. Normalmente, la relación causa-efecto se concibe como una conexión necesaria. No tenemos impresión alguna que se corresponda con la idea de causa, nunca hemos observado que exista una conexión necesaria entre una causa y su efecto, pero lo que sí hemos observado es una sucesión constante. La conexión necesaria es una suposición, incomprobable. No sabemos, sí lo suponemos. Creemos que sucederá lo que ha sucedido hasta ahora.
La certeza sobre hechos futuros procede del hábito, de la costumbre, de la repetición, del haber experimentado que siempre que sucede A después pasa B. Así que todas las certezas del futuro se basan en creencias, pero en la práctica es esta creencia suficiente para vivir.
La ingerencia causal sólo es aceptable entre impresiones, pero no vale de una impresión pasar a algo de lo que nunca hemos tenido experiencia, nos servimos del hábito y de las repeticiones pasadas.
La creencia en la existencia de una realidad corpórea distinta de nuestras impresiones es injustificable, apelando a la idea de causa. A veces tenemos impresiones pero no sabemos de dónde proceden.
La existencia del yo no puede justificarse apelando a una intuición, pues sólo intuimos partiendo de nuestras ideas e impresiones, y ninguna impresión es permanente, sino que se suceden ininterrumpidamente: placer, dolor, tristeza, alegría..., nunca existen todas al mismo tiempo.
Gracias a la memoria, reconocemos la conexión entre las distintas impresiones que se suceden. El error consiste en que confundimos sucesión con identidad, que no es lo mismo. No hay conciencia de identidad ni sustancia llamada yo (contra Descartes).
No sólo la memoria hace que nos reconozcamos, sino también la imaginación, con sus leyes de asociación de ideas:
Ley de semejanza.
Ley de contigüidad.
Ley de causa-efecto.
Sólo conocemos impresiones, percepciones. La realidad queda reducida a meros fenómenos, es decir, loque se nos muestra, por lo que somos afectados, lo que conduce al escepticismo entendido como probabilismo.
Los límites del conocimiento y negación de los saberes absolutos. Sólo vivimos en la creencia de que algo es así.
Moral y religión: emotivismo moral. La razón no puede determinar ni impedir nuestro comportamiento y, sin embargo, los juicios morales sí; luego los juicios morales no provienen de la razón ni del conocimiento racional, se basan en el sentimiento. La razón es incapaz de determinar la conducta mientras los sentimientos nos impulsan a obras.
El sentimiento moral lo es de aprobación o desaprobación y así lo experimentamos: es natural y desinteresado.
Se niega el deísmo como religión natural y que la naturaleza humana sea racional, puesto que se entiende por naturaleza humana a un complejo de impulsos, instintos y pasiones ordenados y fijados según unos criterios y unos principios cuyo origen es inexplicable.
La religión surge también en los sentimientos a partir de ellos. Tiene una base psicológica y, quizás, patológica.
No hay religión natural y sí hay historia natural de la religión. Adoptamos el escepticismo y suspendemos los juicios (principio de causalidad).
Inmanuel Kant: Idealismo (siglo XVIII, Alemania).
Trató todos los temas fundamentales de la Ilustración. Supera el racionalismo y el empirismo.

Su filosofía supone la culminación de la filosofía del siglo XVIII. Se impone la exigencia de clarificar las cosas. La mejor manera de clarificar, según Kant, es someter a juicio la razón.
Somete a juicio a la propia razón para resolver los antagonismos que hay entre las interpretaciones de la propia razón (la ética, la ciencia, el orden social y el proyecto histórico). Por un lado, el dogmatismo racionalista; por otro, el escepticismo empirista y, por otro, el irracionalismo (basado en la subjetividad).
Se impone como necesidad una crítica de la razón que sólo puede resultar si superamos las tutelas, los tutores civiles, educativos, religiosos y que conduce afortunada y necesariamente a la libertad.
Propone ¡Sapere Aude!, lema de la ilustración, y que significa ten valor de servirte de tu propio conocimiento. Esta crítica se propone alcanzar una época ilustrada superando la época de la Ilustración. Entiende la historia como un progreso hacia lo mejor, hacia lo bueno.
Idea de filosofía: entiende la filosofía como un proyecto de la humanidad en libertad (ética). ¿Cuáles son los principios, las leyes y los fines últimos que la razón impone desde sí misma de acuerdo con su naturaleza? Las respuestas que propone Kant son:
Las leyes que regulan en comportamiento.
El conocimiento que tenemos de la naturaleza.
Las condiciones en que alcanzamos esos conocimientos y esas leyes.
Tenemos dos conceptos de filosofía, partiendo de que es crítica y proyecto de la razón:
Concepto mundano de filosofía: interesa a todos. Se pregunta por la ciencia y sus principios y leyes. Se interesa por la moral, es decir, en qué condiciones soy libre, por qué actúo como actúo y qué debo hacer. Y, por último, se interesa también por el destino último del ser humano. Estos tres intereses son metafísica, moral y religión, suponen la antropología kantiana o responden a qué es el ser humano.
Concepto académico de filosofía: consiste en establecer un sistema que interrelacione y de unidad a los conocimientos que provienen del concepto mundano.
METAFÍSICA+DIOS+MORAL=UNIDAD
La actividad crítica de la filosofía persigue que la humanidad sea más libre y para ello intenta someter a la ciencia y a la técnica a la crítica de la razón. Pero, ¿y cuando el propio instrumento de crítica de ciencia o técnica, a saber, la razón, es el objeto a criticar? Esto es lo que hace Kant: antes de usar la razón para criticar, critica la propia razón.
La razón teórica = conocimiento:
El problema del conocimiento: ¿Qué puedo conocer?. Interesa saber cuáles son los principios que posibilitan un conocimiento científico de la naturaleza. Además interesan los límites, dentro de los cuales se mueve el conocimiento, mediante la superación del racionalismo y el empirismo. Tenemos dos fuentes de conocimientos:
La sensibilidad: es pasiva, percibe, es impresionable por lo exterior. Es influenciable.
El entendimiento: es activo. Espontáneamente produce conceptos sin derivarlos de la experiencia. Ejemplo: concepto de causa, necesidad y sustancia. Para no quedarse en el mero racionalismo (Descartes), Kant propone que el entendimiento utiliza sus conceptos espontáneos para unificar y ordenar la experiencia (Hume).
Los conceptos puros no proceden de la experiencia, pero solamente son aplicables con validez dentro de la experiencia.
La posibilidad de la metafísica como ciencia es la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, y la libertad; son tres temas propiamente metafísicos, en dicha posibilidad (si la metafísica la consideráramos como ciencia, cosa que Kant descarta) estos puntos serían afirmaciones, como hechos.
Lo que sabemos de estos tres grandes temas no supone progreso, cosa que en la ciencia sí ocurre. Luego como su conocimiento no produce progreso, no puede ser ciencia.
¿Cómo es posible la ciencia? “Bajo determinadas condiciones”.
¿Cuáles son? Hay unas condiciones empíricas, es decir a posteriori, particulares que se pueden alterar, y hay otras que son “a priori” (antes de la experiencia), que son el espacio y el tiempo. Son generales y universales, previas a toda experiencia. Pertenecen a la estructura del sujeto, hacen que sea posible el conocimiento. Por esta razón se llaman trascendentales (condiciones empíricas particulares a priori, tiempo y espacio).
ESPACIO
Condiciones trascendentales Universales, a priori (antes de la experiencia)
TIEMPO
¿Cuáles son las condiciones que hacen posibles los juicios de la ciencia? En cuanto a juicio nos referimos a afirmaciones, definiciones....Los juicios sin experiencia previa, que son los de la ciencia, se llaman juicios sintéticos a priori. Con juicios sintéticos nos referimos a aquellos que amplían nuestro conocimiento, es decir, aquellos que son extensivos, el predicado no está contenido en el sujeto, es decir, lo que una cosa es o hace no viene determinado por la cosa de la que se trate o de quién se trate, el nombre no trae implícita una propiedad. Los juicios que no son sintéticos, son analíticos, es decir, el predicado está comprendido en el sujeto, lo que es o lo que hace viene determinado por la cosa que es o por quién es, el nombre de lo que es lleva implícitas sus cualidades, no nos dan información, no amplían nuestros conocimientos. Ejemplo de analítico a priori, que la nieve es blanca, simplemente por ser nieve.. Blanca, en la nieve, es una cualidad implícita.
A posteriori, empíricamente, no es universal, no es contingente, parte de la experiencia.

Analítico a priori: el todo es mayor que sus partes. Sin experiencia previa (por eso es a priori), formalmente, la propia definición del todo es la suma de sus partes, luego lógicamente es mayor que ellas, porque es su suma, su total.
SINTÉTICOS A PRIORI => amplían el conocimiento. No empíricos.
Juicios
ANALÍTICOS=>no amplían nuestro conocimiento. El nombre lleva implícita la cualidad.
Los principios fundamentales de las ciencias son sintéticos a priori. Todos aquellos que caigan fuera de estas condiciones, son juicios no científicos, como la metafísica, porque además no amplían nuestros conocimientos, como sí hacen los juicios sintéticos a priori característicos de la ciencia.
Límites del conocimiento:
Fenómeno: aparece en cuanto algo es conocido. Es hasta donde llega nuestro conocimiento, el límite del conocimiento. Lo que es. Su acceso corresponde a la razón teórica. Hasta dónde puedo llegar.
Noúmeno: la misma idea de algo que aparece correlativamente implica la idea de algo que no aparece, y esta idea es el noúmeno, que es lo que NO aparece; queda como lo que no puedo, algo negativo, lo que ya no podemos conocer porque sobrepasa el límite de nuestro conocimiento. Acceder a los noúmenos sólo le corresponde a la razón práctica (ética formal kantiana) no a la teórica, ya que según Kant hay dos usos de la razón: el teórico y el práctico.
En la teórica está el conocimiento del fenómeno. Ej: el espacio, el tiempo (condiciones trascendentales, ya que hacen posible el conocimiento) y los conceptos del entendimiento (categorías), son condiciones de posibilidad de los fenómenos (son condiciones, conceptos necesarios para que pueda haber fenómenos, lo que es, condiciones necesarias para que se produzca la experiencia) de la experiencia, y no son propiedades o rasgos de las cosas en sí mismas. Esto supone el idealismo trascendental.

RAZÓN TEÓRICA.
FENÓMENO= CUANDO ALGO ES CONOCIDO => LO QUE PUEDE SER O ES
LÍMITE DEL CONOCIMIENTO.
RAZÓN PRÁCTICA
NOÚMENO= LO QUE NO PUEDO CONOCER, SOBREPASA MI CONOCIMIENTO
NO ES, NO PUEDO SABER
La metafísica es imposible como ciencia, porque va más allá de la experiencia, ya que sus principios fundamentales no son sintéticos a priori, supera los límites del conocimiento, supera los fenómenos y llega a los noúmenos.. Las categorías kantianas del entendimiento no pueden aplicarse más allá de la experiencia (como sí ocurre en la metafísica, más allá de los fenómenos, del empirismo).
Según Kant, sin embargo, la razón tiende natural e inevitablemente a la búsqueda de lo incondicional, a hacerse preguntas, a intentar responderlas en asuntos metafísicos (en asuntos más allá de la experiencia) como Dios, el alma, el mundo como totalidad... Tiende a encontrar hipótesis, leyes (ciencia), cada vez más generales, universales, que abarquen y expliquen un mayor número de fenómenos, de porqués, hasta donde llega nuestro conocimiento, límite.
Esta tendencia de la razón llega a traspasar los límites de la experiencia, en busca de juicios sintéticos a priori, de lo incondicional, abandonando el empirismo, produciendo ideas (Platón), no empíricas, que no suponen un aumento de nuestro conocimiento, que es el que proporciona el empirismo, la fenomenología. Estas ideas no proporcionan conocimiento objetivo, son el horizonte que se alcanza, pero nos indica continuamente que hay que seguir avanzando (descubrimientos científicos). Hay tres ideas de la razón importantes según Kant, que son:
La idea del mundo, es decir, unificar y explicar todos los fenómenos físicos.

La idea del alma, que consiste en explicar y unificar todos los fenómenos psíquicos.

La idea de Dios, que unificaría y explicaría las dos ideas anteriores.
IDEA DEL MUNDO + IDEA DEL ALMA + IDEA DE DIOS = METAFÍSICA= IDEAS DE LA RAZÓN
(fenómenos físicos)+(fenómenos psíquicos)+(ambos fenómenos) sin experiencia, no empirismo.
Es decir, para Kant es importante encontrar a Dios a través de la razón, superando los límites del conocimiento, de la experiencia.
Razón práctica: ética formal kantiana. Se encarga de los Noúmenos, más allá del límite de la experiencia. No entra dentro del conocimiento, no puede.
El carácter formal de su respuesta ética implica la pretensión de universalidad, es decir, la ética formal busca la universalidad; con la cual se desestiman las cuestiones materiales, personales, empíricas. La razón en su función moral responde a Qué debo hacer, Cuál debe ser mi conducta, mostrando cómo debe ser el comportamiento humano, quedando la razón teórica como respuesta a cómo son las cosas.
La propuesta kantiana no busca conocer cómo es la conducta humana, no le interesan los motivos que determinan y condicionan empírica y psicológicamente a los humanos, no le interesa el porqué somos como somos, es decir, la razón teórica del ser de las personas ya que la razón teórica formula juicios, mientras que la práctica, la de Kant, que corresponde con su ética formal, se interesa no en el porqué somos lo que somos, sino el porqué hacemos o actuamos como actuamos). La razón práctica formula imperativos (imperativo categórico), deberes... , es decir, formula el qué debemos hacer, que es lo que nos interesa hacer para ser felices.
Antes de kant, todas las éticas habían sido materiales, no formales como la suya. No debe confundirse ética material con ética materialista. La ética materialista es la que se opone a la ética espiritualista. Un elemento imprescindible de las éticas materiales es que fijan un bien supremo para el ser humano (Platón y sus Ideas), que sirve de criterio de lo bueno y de lo malo, de manera que nuestros actos serán buenos si nos acercamos a tal bien, y malos si nos alejamos de él. De manera que tenemos normas y bienes, es decir, contenidos, esto son las éticas materiales.
Kant critica las éticas materiales porque son deficientes en tres aspectos:
Son empíricas, es decir, “a posteriori”, nunca servirán para extraer principios universales.
Sus preceptos o normas son hipotéticos o condicionados, no valen absolutamente, son medios para conseguir un fin.
Son heterónomas, es decir, vienen impuestas de fuera de uno mismo: se oponen a la autonomía, con lo cual, la voluntad es determinada a obrar de un modo o de otro por ese bien supremo, nunca por voluntad propia.
El “A priori” es estrictamente racional, antes de la experiencia. Sus mandatos han de ser absolutos, categóricos y el sujeto debe obrar desde sí mismo, de una manera autónoma. Los mandatos serán universales, servirán a todo el mundo igual.
La ética formal carece de contenidos, pues no establece ningún bien o fin que haya de ser perseguido por el hombre, y carece también de normas sobre lo que debemos hacer para conseguir tal bien. Se limita a señalar “cómo debemos obrar siempre”, trátese de la acción que se trate.
UNIVERSALIDAD
Una persona actúa moralmente, según Kant, cuando lo hace por deber. El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley, es decir, someterse a una ley por respeto a ella. Kant distingue tres tipos de acciones:
Acciones contrarias al deber. Sin valor moral.

Acciones cnforme al deber. Mediante un medio para conseguir un bien. Sin valor moral
Acciones por deber. Someterse a una “ley” por respeto a ella. Principio del querer. Con valor moral.
Sólo las últimas, acciones por deber, tienen valor moral.
Ejemplo: Un comerciante que no cobra precios abusivos a sus clientes. Su acción sería conforme al deber, ya que su comportamiento está condicionado. Si lo hace para asegurarse clientela, su acción se convertiría en un medio para obtener un fin (medio: no cobrar precios abusivos; para conseguir un fin: asegurarse la clientela), en cuyo caso estamos hablando de una acción conforme al deber. Si considera que no cobrar precios abusivos es simplemente su deber, la acción es un fín en sí misma, no en un medio, algo que debe hacerse por sí mismo. En este caso sería una acción por deber, y por ende cabría en la ética formal kantiana.
El valor moral de una acción consiste en la máxima, es decir, en el móvil, que determina su realización. Cuando este móvil es el deber, no depende ni de propósitos ni de resultados, sino del principio del querer.
Valor moral, en la máxima = en el móvil, en el porqué que determina la acción.
Si máxima/ razón/ móvil = deber PRINCIPIO DEL DEBER
El imperativo categórico: tiene diversas formulaciones. “Obra según una MÁXIMA (razón, móvil...) tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”. Es decir, haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti. Bajo esta formulación queda registrado el carácter formal de la ética kantiana y su carácter de universalidad.
Kant es el primer filósofo que define la dignidad como característica fundamental del ser humano en forma de imperativo categórico. “Obra de tal manera que uses la humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin, nunca como un medio”. Con esta definición de dignidad (se viola la dignidad humana siempre que se una persona sea usada como medio por otra persona, para conseguir un fin), nos proporciona de paso una definición de ser humano, que es un ser libre, con dignidad.
En su estudio sobre el conocimiento (crítica de la razón teórica), había mostrado que la metafísica era imposible como ciencia, es decir, no se atiene a los juicios sintéticos a priori (no nos proporcionan conocimientos objetivos, no amplían nuestro saber).. Sin embargo, qué cosa es el mundo, el alma y dios, son interrogantes metafísicos que conforman el interés del ser humano. Kant no niega la inmortalidad del alma o la existencia de Dios, aunque no pueda demostrar que existan como fenómenos desde la experiencia. Son conceptos que se nos imponen en el análisis de la razón práctica, y los llama postulados, que son la condición.
Postulado: es algo que no es demostrable pero que es supuesto, necesariamente, como condición de la moral misma.
Sin libertad es imposible obrar por respeto al deber, es decir, es imposible ser animales morales. Nuestra propia razón tiende a alcanzar la mayor felicidad, el mejor comportamiento, y éste sólo es realizable en un proceso definido, ilimitado, siendo inmutables.
Postulamos a Dios como realidad en quien el ser y el deber se identifican (es lo que debe ser, por deber, moralmente, con libertad de serlo), y en quien se da una perfecta unión de virtud y felicidad.

Sin libertad, no podemos obrar por deber.

El concepto de ciencia es en sí mismo problemático y su discusión y análisis en profundidad es materia de la filosofía de la ciencia o epistemología. No pretendemos aquí, naturalmente, pasar revista al estado actual de esta discusión. Para nuestro propósito bastará con caracterizar el concepto de ciencia tal como se ha dado en un sentido tradicional y que ha dominado y orientado la praxis científica (en las ciencias de la naturaleza) desde Galileo y Bacon en adelante, pues a este modelo responde el surgimiento histórico de la psicología como ciencia y desde él (y contra él) se produce la áspera disputa respecto al carácter o falta de carácter científico de la misma y a si un determinado modo de entender y hacer psicología posee valor científico o no.

Plantearse el problema del concepto de ciencia no es tarea fácil; a preguntas tales como qué es la ciencia? (y por contraste qué no es ciencia),cómo procede la ciencia? en qué consiste la ciencia?, surgen inmediatamente otros interrogantes de tipo más básico: es posible el conocimiento?, en caso afirmativo, cómo podemos conocer?, pues cualquier cosa que se diga de la ciencia algo es indudable: la ciencia es una forma de conocimiento; de modo que antes del problema epistemológico propiamente dicho tenemos el problema gnoseológico, el problema del conocimiento como tal.

El problema gnoseológico se encuentra presente ya en los comienzos de la reflexión filosófica en Grecia. Para Parménides de Elea, el pensar no tiene otro objeto que el Ser y éste no se identifica con las cosas múltiples que devienen, el mundo de los sentidos, sino que es permanente, eterno,inmóvil y necesario. En consecuencia, la multiplicidad y el devenir se oponen al Ser; la vía de los sentidos es falaz y conduce al error.

Mientras los eléatas sostenían la existencia del Ser, los sofistas vinieron a sostener la impermanencia y relatividad de todo. Para Protágoras de Abdera no hay verdaderamente Ser sino sólo "fenómenos" y "cambio". Pero he aquí que si no hay Ser no hay verdad en términos absolutos y permanentes, por lo que el "hombre es la medida de todas las cosas". El pensamiento de los sofistas vino a sostener un relativismo que se traduce en un ecepticismo de fondo.

En Sócrates, la Realidad supera siempre al hombre, por lo que hay que ser cauto y prudente a la hora de hablar de la "verdad". El hombre sabio es conciente de su ignorancia, lo que no implica un ecepticismo, sino la aceptación humilde de la limitación como principio del saber.

La búsqueda de la sabiduría es el más grande anhelo socrático, pero este principio de la sabiduría es reconocer que el hombre (y por lo tanto el conocimiento que pueda obtener) es finito y limitado. La verdad, por otra parte, no debe buscarse fuera (el camino de los sentidos), sino dentro. "Sócrates representa un descubrimiento del hombre y, hasta cierto punto, de la reflexión sobre sí como punto de partida del redes cubrimiento del Ser y, al mismo tiempo, una exigencia de conocimiento filosófico universalmente válido".(1)

Con Platón, la teoría del conocimiento no asume una forma unívoca y precisa, pues se va modificando a lo largo de sus diálogos; sin embargo para nuestro propósito bastará con una caracterización general en términos de la distinción entre una realidad "inteligible" conformada porlas ideas necesarias, universales y eternas y la realidad "sensible", corres pondiente al mundo de las cosas, mudable y cambiante, que corresponde a un grado inferior del Ser y, por lo tanto, a un tipo inferior de conocimiento (doxa).

1. Caturelli, A., La Filosofía, p. 102.

La ontología platónica que implica los "grados del ser" (dialéctica) se corresponde con los grados del conocimiento, pues el Ser, como en Parménides, corresponde al pensar. El mundo sensible (2do. grado del ser) es el reflejo o signo del mundo inteligible de las Ideas, por lo que el mundo de las cosas y el devenir (del cual el hombre participa en cuanto ente corporal) permite descubrir el orden inteligible del Ser Absoluto y permanente. Pero entre lo sensible y lo inteligible existe el grado intermedio de los entes matemáticos, no del todo desprendidos de lo sensible, a los cuales corresponde la razón discursiva (dianoia), que no es un conocimiento perfecto pero sí superior al conocimiento sensible. Finalmente, al orden de la Suprema Realidad corresponde la intuición (noésis), que es el conocimiento perfecto.

Y así llegamos a Aristóteles, considerado habitualmente como el verdadero precursor de la ciencia moderna, a pesar de que ésta se constituye inicialmente como oposición al aristotelismo de la escolástica medieval.

Aristóteles conservó el dualismo platónico entre "lo sensible" y "lo inteligible"; entre el devenir de la naturaleza y el motor inmóvil.

Mas lo que en Platón es trascendente (las esencias-ideas), en Aristóteles es inmanente (la esencia de una cosa). Aristóteles rechaza el intuicionismo platónico, siendo la "razón" el instrumento del conocimiento, motivo por el cual deben estudiarse y establecerse sus leyes (lógica).

La ciencia es conocimiento por las causas (idea ésta que luego sería fundamental en la concepción moderna de la ciencia, si bien la causalidad en Artistóteles es mucho más que la empírica de la ciencia), por lo tanto, la demostración correcta la hace posible. Distinguiendo entre el estudio de las "causas próximas" (ciencias particulares) y la ciencia de las "primeras causas" y principios de las cosas (Metafísica).

Aristóteles, como Platón, reconoce tres grados del conocimiento, con la diferencia que no corresponden a tres grados del Ser, sino a tres niveles de abstracción. Así entonces está la Física (1er. grado), la matemática (2do. grado) y la metafísica (3er. grado). El conocimiento del cambio, de lo singular (física) no es ciencia, mientras que el conocimiento de lo universal (metafísica) sí lo es.* No obstante, la metafísica de Aristóteles no se refiere a un orden suprasensible, un "más allá de la física que es el Ser que hace ser a lo visible... Lo real para Aristóteles no es algo que existe más allá de lo sensible, sino que es simplemente la realidad natural o física de la cual puedo, por abstracción, fabricar el concepto universal del ente (por lo que) no hay propiamente metafísica sino un naturalismo realista o un realismo cósmico".(1)

* En este caso, la ciencia moderna (positivista) seguirá manteniendo el criterio de lo universal, pero se producirá una inversión total respecto a que sólo se considerará ciencia al estudio de lo observable y empírico mundo físico), en tanto que se considerará mera especulación carente de valor a lo que Aristóteles designaba como metafísica.

1 Caturelli, A.: ob. cit, p. 121

En el naturalismo, el conocimiento causal y el método deductivo aristotélico, junto al "objetivismo" propio del pensamiento griego, se encuentran los elementos prefiguradores del concepto de ciencia tal como, casi 20 siglos después, se desarrollaría en la Europa de principios del siglo XVII.

El propio conocimiento encierra la idea de "verdad", pues conocer es conocer con verdad, lo contrario es falsedad o ilusión, lo cual carece de valor o utilidad alguna. En el pensamiento griego la reflexión epistemológica forma parte del filosofar (Platón - Aristóteles), como también puede decirse de la Edad Media; pero es en la Edad Moderna cuando aparece como tema de reflexión en sí mismo.

Como tal es tratado por John Locke en su "Ensayo sobre el entendimiento humano" (1690); por George Berkeley en el "Tratado de los principios del conocimiento humano" (1710); por David Hume en su "Tratado de la naturaleza humana" (1748). También en el caso de Leibniz, que en los "Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano"(editado en forma póstuma en 1765) intenta la refutación de la posición sentada por Locke. Con la "Crítica de la razón pura" (1781),Kant aborda la crítica del conocimiento científico de la naturaleza.

Según Johannes Hessen en su "Teoría del Conocimiento", el fenómeno del conocimiento linda con tres esferas distintas:

a- El sujeto (esfera psicológica)

b- La imagen (esfera lógica)

c- El objeto (esfera ontológica)

De aquí que toda reflexión epistemológica se realice, necesaria mente, desde una ontología o remita a ella. Así ocurre (como acabamos de ver) en los presocráticos, en Platón, Aristóteles y toda la historia del pensamiento.

Siendo así, a partir de la dualidad "sujeto-mundo" proveniente de la filosofía griega el problema del conocimiento se presenta como una cuestión de correspondencia entre el sujeto (conciencia o mente cognoscente) y el objeto. Siguiendo a Hessen, el problema así planteado puede descomponerse en las siguientes cinco subcuestiones:

-Puede el sujeto aprehender realmente el objeto? (posibilidad del conocimiento).

-Cuál es la fuente o base del conocimiento humano? (origen del conocimiento).

-Existe sólo una o varias formas de conocimiento (formas del conocimiento).

-Cómo distinguir con certeza lo verdadero de lo falso? (criterios de verdad).

A la primera pregunta obviamente sólo cabe responder por la afirmativa si no se quiere asumir o caer en una posición escéptica, a partir de la cual cesa toda discusión sobre el conocimiento. La ciencia, cualquiera fuera la forma en que se la entienda, la filosofía y la historia cultural de la humanidad suponen admitir esta posibilidad como punto de partida.

Claro que una vez admitida esta posibilidad inmediatamente surgen diferentes formas de entender dicha posibilidad, pudiéndose resumir en las siguientes:

-Dogmatismo, que habitualmente adopta la forma de tradicionalismo o racionalismo.

-Relativismo, que reconoce la posibilidad del conocimiento sólo limitado a una esfera restringida y contingente.

-Pragmatismo, que reemplaza el concepto de "verdad" por el de "utilidad" (en el fondo, como lo señala Hessen,

es un ecepticismo atenuado.

-Criticismo, encarnado en la doctrina kantiana del conocimiento.

Respecto a la segunda pregunta las posturas posibles se bifurcan en dos alternativas opuestas representadas por el Racionalismo, que sostiene a la Razón como fuente del conocimiento a partir de postular la inteligibilidad del mundo (Platón, Descartes, Kant) y el Empirismo, (Locke, Hume, Mill) que sólo reconoce a la "experiencia sensible" como fuente del conocimiento, con diversas formulaciones en cada caso y combinaciones entre sí.

En cuanto a la crucial cuestión, dada la relación "sujeto-objeto", de cuál determina a cuál, nos encontramos también con la polaridad "Realismo-Idealismo". El primero sosteniendo que el sujeto (la conciencia o mente) es determinado por el objeto, lo que significa que el conocimiento se concibe como un isomorfismo o consonancia del pensamiento con el objeto; el segundo postulando exactamente lo inverso, el objeto o realidad es determinada por el pensamiento. Desde luego, como en todos los casos, existen distintas formas de realismo e idealismo, pero las enunciadas son las posiciones básicas.

En lo que se refiere a la tercera cuestión planteada por Hessen, las formas del conocimiento, las posiciones básicas que encontramos son las siguientes:

-La que sólo reconoce una sola forma de conocimiento, esto es el de tipo discursivo-racional o empírico-racional, según sea la vertiente racionalista o empirista. En el positivismo esta exclusividad es asumida por la ciencia.

-La que reconoce, además, a la intuición como una forma válida de conocimiento. Es el caso de Platón y toda una línea de pensamiento que se continua con Plotino, San Agustín y Pascal; pero también está expresada, si bien con distintos matices, en Bergson, Husserl y Scheler.

-La correspondiente a la tradición místico-religiosa que sostiene a la Revelación y la Iluminación como una forma de conocimiento supraracional o arracional, extraempírico y vivencial.

Vemos así que el problema del conocimiento (en su posibilidad, origen y formas) caben diferentes respuestas y posturas, cada una de las cuales, así como una variedad de combinaciones entre ellas, se han dado a lo largo de la historia del pensamiento. Estas posturas, en última instancia, implican o se vinculan a una determinada concepción del ser, esto es, remiten a una ontología.







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